EL MUNDO AMARILLO

Albert Espinosa y su Mundo Amarillo se disponen a lidiar con el titánico cosmos editorial con un particular universo optimista y fetichista de los números y de las casualidades.

Espinosa es un ingeniero industrial catalán reconvertido a actor, director y guionista. No sé por qué, pero físicamente me recuerda a una versión (bastante) menos atractiva de b-bro. Albert es cojo. Y así se auto-define. Ni discapacitado ni minusválido. Cojo debido a un cáncer (debería haber puesto sarcoma, pero vamos a dejarnos de normalizaciones lingüísticas y correcciones políticas, como él). Adicto a los inventarios, a observar y a romper tópicos, es el artífice de las películas “Tu vida en 65 minutos” o “Planta 4ª”, que pronto subirá un peldaño para trasladarse a la 5ª.

Hablar de un libro sin tan siquiera haberlo tenido en las manos y afirmar rotundamente que me va a gustar es algo arriesgado. Probablemente. Pero lo sé: Me gustará porque Espinosa sabe utilizar el lenguaje de la sensibilidad sin caer en cursilerías, porque sus entrañas hablan desde la experiencia propia: del por qué a mí al por qué yo sí me curo. Porque sus palabras satisfacen necesidades y acuñan sentimientos.

Su Mundo Amarillo en forma de 23 descubrimientos está teñido de la calidez que desprende ese color, creando un nuevo término que me he apropiado y añado a mi particular diccionario: Los “Amarillos”.

Los “Amarillos” dan nombre a la "franja un tanto especial que ocupan determinadas personas en nuestras vidas”. Personas que no son familia, ni compañeros de estudio o de trabajo, ni amigos, ni conocidos, ni novios, ni amantes,…Son “amigos” con fecha de caducidad y de número limitado (a 23, según el autor), que, de, alguna manera, dan un ligero pero intenso giro a tu vida.

“Almas gemelas que se encuentran, se reencuentran, se abrazan, se entienden, se cuentan su vida”, dice Albert. Los “Amarillos”, añado yo, tejen complicidades a base de compartir naufragios emocionales en una especie de nebulosa indefinida, privada, sin interacciones de otros, utilizando registros muy alejados de aquello tangible y cotidiano.

Y, vosotr@s, ¿tenéis “Amarillos”?

Yo me he ido encontrando con unos cuantos, la mayoría chicos, no sé muy bien por qué,…El último es alguien que (me acabo de dar cuenta) me recuerda a Adam Brody pero con unas gafas DV0079 y tintado de Pantone 116.

BSO de “El mundo amarillo”: Hey there Delilah de Plain White T’s